miércoles, 14 de julio de 2010

Brandy, pétalos, actitud y curaciones...



Las terapias alternativas y de índole natural ganan terreno día tras día.

Este es un reportaje realizado a nuestra querida amiga y colega Pame González, psicóloga que se ha especializado en el uso de flores, según las técnicas de la Escuela de Bach, para ofrecer vías personalizadas de tratamiento a muchas personas.

Tal y como ella lo relata en la nota, cada flor tiene su forma de uso y sus poderes facilitadores son importantes, en busca de sincronía de energía y mente.

Un elemento adicional indispensable? buena actitud!

Disfruten el video...

(Ah, y una cosa importante, las mascotas también pueden usar las flores de Bach... Ardi ya lo hizo!!!)

martes, 6 de julio de 2010

L@s Escoltas del paso pequeño y los sueños grandes...






Ya casi termina el mundial de fútbol en Sudáfrica.

Este mes ha pasado realmente rápido, parece el primer partido en el Soccer City Stadium fue ayer y el primero gol del torneo (de un tal Shabalala) aún resuela en el colectivo del mundo, adornado de música vuvuzelaica.

Mucho ha pasado desde entonces. Hoy Holanda ha ganado su pase a la final del campeonato y mañana Alemania y España disputarán el último de los boletos. Es julio del 2010 y much@s ya se preguntan que harán la otra semana cuando este evento tan permisivo (para generarse excusas de todo tipo) desaparezca del aire.

Entonces todo regresará a la normalidad. Ya no habrá más vínculos de conveniencia, ni tantos compas y amig@s de oportunidad para ver los partidos, se acabarán los sentidos de pertenencia contradictorios y cada uno de los países volverá a tener dentro de nuestras cabezas su asignación y calificativo tradicional, alejado de los matices deportivos.

Sí, tod@s hemos comentados goles, patadas, decisiones arbitrales, salidas prematuras de algún equipo o los comentarios de Maradona. Sin embargo, hay un tema que no he escuchado a nadie comentar por ahí (en ninguna casa, calle, bar o canal de televisión).

No he escuchado a nadie hablar sobre los niños y niñas escoltas, esos pequeñines que han acompañado a cada selección de fútbol mientras salen a la cancha.

Debo aceptar que cada vez que he logrado ver un partido desde su inicio, he disfrutado mucho al ver las caras nerviosas y felices de los chic@s mientras esperan en el tunel del estadio. Vaya momento mágico ese de salir a la cancha de la mano de uno de sus ídolos (aunque sea de turno y no le entiendas ni una palabra).

Imagino sus palpitaciones de corazón, su incredulidad ante lo magestuoso del escenario, el asombro que deben sentir ante el bullicio de los aficionados... es un momento único en sus vidas, uno de esos puntos altos que quedan improntados en la memoria sin ningún esfuerzo.

Ese peregrinaje a la cancha que tan sólo dura un par de minutos, representa para esas criaturas una aventura completa. ¿Cuántas veces se tiene la oportunidad de apreciar un aforo de 45.000 mil o más personas lleno a reventar? ¿Cuánta energía se podrá sentir durante ese corto pero significativo acto de protocolo?

Para ellos y ellas multipliquelo por mil.

Hago este momentario porque me parece importante rescatar el lado humano y social del pueblo sudafricano, lugar de procedencia de la mayoría de los participantes en este rito de escolta ceremonial. (Sé que han participado chicos y chicas de otros países también).

Lleno de contrastes y dificultades de nivelación socioeconómica, este país es aún una mezcla cultural que busca balance, a pesar de ser una de las naciones más desarrolladas del continente Africano.

Producto de esta problemática, una cuarta parte de su población vive inmersa en una realidad de pobreza extrema de alto calibre y deben sobrevivir con menos de $2 por día.

No sé cuantos niños o niñas de los que han sido escoltas durante el campeonato pertenecen a esta cruda realidad, pero quiero pensar que algun@s han tenido la oportunidad de participar. Quiero pensar que los han tomado en cuenta y han tenido la hermosa posibilidad de sentirse vivos y capaces de verle la cara al mundo.

Este es un ejercicio de visibilización.

Es necesario (re)descubrir el entorno que le da contexto al mundial. Es necesario apreciar los detalles de la imagen y hacer un esfuerzo por mirar las figuras pequeñas (esas que la cámara trata de obviar). Esos puntitos, esos rostros, esos ojos... son el pasaje a la vivencia, son el encuentro con lo real, son el vínculo verdadero que nos recuerda una cara del mundo que no debemos ignorar por un partido de fútbol (o de cualquier otro deporte).

He visto niños y niñas, algun@s más alt@s otr@s más bajit@s, algun@s rubi@s y otr@s muy morenit@s, un@s muy flaquit@s y otr@s más rellenit@s... a algun@s l@s he visto sonreír y a otr@s no tanto. Incluso recuerdo haber visto alguno con una prótesis en su piernita...

En total habrán sido 1408 niños y niñas quienes habrán desfilado hacia la cancha para cuando termine este mundial...

Lo que yo espero de todo esto, es que cada uno de esos pasos que han dado, permanezca muy bien grabado en sus memorias, al lado de los sonidos ensordecedores y las emociones que se les salían del pecho.

Espero que atesoren ese instante como el recordatorio de que han podido caminar hacia su momento de gloria, de la misma forma que perseguirán sus sueños.

De un país que crezca, mejore y se desarrolle hacia la igualdad y el bien social, depende todo esto... pero no se engañe, en el nuestro necesitamos lo mismo.

lunes, 4 de enero de 2010

Avatar: el triunfo del vínculo!!!




Es inicio de año 2010 y uno de mis propósitos más importantes será el de escribir más seguido.

Como parte de este plan, que tan formador y refrescante me resulta, he decidido que escribiré sobre las películas que, durante el año, me resulten importantes de comentar.

Habiendo dicho esto, no tengo otra opción que comenzar con la película del momento: la colosal Avatar!

No quiero hablar sobre el gesto técnico y la gran tecnología que ha envuelto toda la producción de la película, no me siento con ningún derecho de hacerlo. Lo poco que sé al respecto de todo el arte de la captura de movimiento, animación digital y filmación 3d apenas me da para decir que, dentro de lo superficial de mi conocimiento, la cinta resulta simplemente abrumadora. De alguna forma podría creer que el planeta Pandora realmente existe y lo costoso de la obra obedece al traslado de todo el equipo hasta allá para la filmación.

Así de bien construído está ese mundo.

He visto ya la película 2 veces y la segunda ocasión me ha gustado aún más que la primera (creo que por haber vencido la maravilla visual con la primera visita al cine), de manera que me he podido enfocar más en el discurso, en la mitología de los Na´vi, en su identificación, cuido y amor por la naturaleza.


El Vínculo.

Estamos ubicados en un mundo que aboga por el individualismo. Nosotros, seres humanos nacidos en territorio occidental, estamos social y educativamente orientados hacia la necesidad del logro y la satisfacción personal a toda costa.

El sabernos productivos, importantes y sobre todo dignos de admiración o reconocimiento representa, para una altísima proporción de la población, un ideal de vida bajo el cual se mira el mundo, se realizan acciones y se analiza la cotianeidad en general.

En este escenario los demás existen sí, pero lamentablemente en una buena medida existen como un bien utilitario de la misma forma que se vive en función de las mercancías. Este es el gran legado que ha ido validando con el paso del tiempo una política económica conocida como "capitalismo" y que ahora se mete por doquier con otro nombre "globalización".

La película, con un guión (aguijón) bien explícito, critica esto desde su premisa. El ser humano tal y como lo conocemos ahora, se ha desnaturalizado producto de su ideología dominante y su deseo de enriquecerse (por los beneficios de popularidad y poder que proveen).

Esa desnaturalización ha llevado al alejamiento entre las personas, a la inhabilidad para conocernos y conocerse, pero sobre todo, a una visión escénica que disocia, por lo que el resto de los seres con los que compartimos la Tierra son considerados menos valiosos o lo que es peor, a merced nuestra (sin derecho alguno).

En Pandora (hermosa alusión al planeta Tierra como podría ser) todo ocurre a la inversa. Los Na´vi como grupo profesan un gran respeto y afecto por todo lo que les rodea. En su visión de mundo incluyen flora, fauna y demás elementos, pero no se limitan a esto solamente. Ellos y ellas poseen una forma de apreciar la vida que trasciende el presente, o como sería más prudente de anotar, lo que está físicamente presente.

Los Na´vi creen en la energía, creen en la comunidad, validan y valoran a todos los seres animados o inanimados por igual, como componentes elementales de su entorno. A su modo de entender las leyes de la vida, todos estamos integrados y tras nuestro paso corporal por el mundo regresamos al origen, a enriquecer el núcleo del "todo" con la experiencia y sabiduría que esto representa.

En este escenario, el individualismo no es la norma. Los seres se deben a colectivos y tienen sentido existencial desde ahí, sean o no de la misma especie. La simple razón de poblar un mismo lugar es a lo que se obedece.

Me ha fascinado profundamente el sentido del agradecimiento que se muestra en la película. Cuando un Na´vi interactúa con algún otro ser, lo hace con consideración, no dominando o subordinando al "otro". Las muestras de afecto para con sus "caballos" o "aves" fue una constante a lo largo del film.

El vínculo tal y como lo conciben los Na´vi (y como debieramos entenderlo toda las personas), es una fusión que, partiendo de canales físicos (en los que siempre media el cuerpo), debe aspirar a llegar a la esencia de las cosas o los demás seres, sin importar su especie.

La verdadera empatía, que ejercitada con constancia nos lleva a conocer la dinámica del amor, se ve en la pantalla cuando los Na´vi toman sus trenzas de cabellos para unificar sus fibras nerviosas con las aquel ser que tengan por delante, aunque también es apreciable en la aptitud y actitud contempletiva que poseen para admirar todo lo que les rodea.

He disfrutado profundamente de este ideal (que debemos ejercer como una realidad).


Mi encuentro con la Madre Naturaleza.

Ver esta película me ha hecho trasladarme unos años en el tiempo, unos 4 al menos, hasta un fin de semana en el que visité la zona de Toruguero por primera vez en mi vida.

Aquel viaje, del que tengo numerosos buenos recuerdos, ha quedado registrado en mi memoria por una lectura que me acompañó durante el camino.

Sin recordar fielmente el título del texto o a la autora del mismo (si recuerdo que era una mujer) puedo asegurar que aquellas hojas impresas hicieron de lo que pudo ser un viaje interesante una experiencia de vida.

La visión holística del mundo, la conexión que tenemos con la naturaleza y la Madre Tierra, así como el proceso que nos lleva a conocernos (descubrir nuestro sí mismo) para vincularnos con un Sí Mismo mayor (en este caso la energía vital de la Tierra), fueron los temas que me marcaron en aquel momento.

Todo esto fue reforzado de gran forma por quien fuera nuestro guía de viaje aquella vez, un muchacho llamado Javier (no recuerdo el apellido) quien durante todo el viaje mostró un maravilloso apasionamiento con los paisajes selváticos que recorrimos.

Escuchar la voz de las aguas, admirar los secretos de las plantas, hablar con las aves, abrazar la bondad de los árboles, pero sobre todo sentir la energía viva de todo aquellos alrededor nuestro fueron consejos que se alinearon en aquel momento, tanto desde la lectura como desde aquel hombre guía.

Desde entonces trato de recordarme frecuentemente y hacer práctica de la vida diaria esa manera de comunicarse con la existencia. Aligerar el pensamiento para dar espacio a la sensación... levantar los brazos y respirar vida!

Para mí ha sido inevitable recordar todo aquello al ver la película.


Lo que han reclamado unos versus lo que debemos hacer todos!

En días recientes he leído artículos en el periódico en los que se consignan reclamos que han planteado diferentes grupos minoritarios ante la proyección de la película.

Algunos dicen que es racista por haber seleccionado un héroe blanco para el rescate de un pueblo en peligro de ser destruido. Otros tantos han encontrado aberrante la forma de los Na´vi y han dicho que sus hijos no pueden dormir por las noches luego de haberlos visto en el cine. También existen quienes han entrado en cuador depresivos al saberse ajenos a Pandora, quisieran que el lugar realmente existiera y darían todo por ser un nativo Na´vi.

Incluso la iglesia católica se ha pronunciado y ha dicho que la película es peligrosa y desorientadora al proponer que es posible comunicarse con la Tierra misma. Al parecer el clero encuentra terrible que se le rinda tributo a lo sagrado de la vida, si no es mediado por una figura religiosa tradicinal, con lo que olvidan que según las mismas santas escrituras que leen día tras día, todo lo que existe (sea humano o no) fue obra de la misma mano creadora.

Rendirle agradecimiento y amor a las Madre Naturaleza es un acto de fe y esperanza que refiere a Dios de todas maneras, pues su significancia se encuentra presente en todo cuando existe. O no es así como lo profesar sus dogmatismos?

En fin, lejos de entrar en estas polémicas, lo que me parece importante es destacar que Pandora sí existe y la estamos habitando. También existen los Na´vi, en tanto son una representación del ser humano que podemos llegar a ser, no desde lo físico, sino desde su dimensión espíritual y unificada con la creación entera.

Yo espero que quienes vean la película la disfruten, la revisen bien y la comenten, pero sobre todo, espero que superen los efectismos visuales (que pueden ser cegadores) para que puedan acceder a una lectura más bio social, bio ética y esencial: aquella que nos recuerda que todos somos hermanos y el espacio vital es nicho de coexistencias.

Terrible será que salgamos del cine alabando la destrucción, sin reconocer que la película es analogía sobre nuestra historia actual, que con el paso del tiempo ha confirmado aquella frase que dice:

"El ser humano es el único que sistemáticamente se destruye a sí mismo".

Destruir la naturaleza y no entenderla es eso mismo.


martes, 22 de diciembre de 2009

La vida es un "Amazing"...



Ya es el 2010, sin embargo quiero dedicar unos minutos para escribir un poco sobre uno de los eventos del 2009 que más disfruté hacia el cierre del año: Amazing Race Latinoamerica.

No puedo dejar de recomendar este programa de televisión. Dejando de lado la dificultad técnica que representa su producción, realización y por supuesto postproducción, Amazing Race ha hecho lo que pocos otros shows han logrado en mi, eso es, estar semanalmente a la espera que de fuera día domingo para ver el episodio de la semana.

Emoción, adrenalina y sobre todo un escenario con el cual se puede uno sentir identificado constantemente, han sido claves para que este programa haya sido un éxito a nivel de audiencia en el continente.

Discusiones, estrategia, mucho ritmo, diferencias, emotividad y fuerza, paisajismo, pinceladas de arte, intensidad y sobre todo grandes cuotas de naturaleza humana (reflejada a partir de distintos rasgos culturales en los participantes y lugares recorridos) han sido parte de lo que hemos podido disfrutar en una competencia que, en mi opinión, tiene mucho de analogía con la vida.

En lo personal, he disfrutado mucho de esta experiencia porque además de envolvente, creíble y socialmente importante (en cuanto a la interacción de quienes estaban dentro) me ha resultado valiosa para recordar la importancia del hacer.

Hablo de un "hacer" que se refiere a la acción, como metáfora de lanzarse al vacío, a saltar al agua, a correr contra el viento... de realizar sueños.

Amazing Race tiene mucho de maravilloso para quienes han decidido disfrutar del evento televisivo y profundizar un poco más. Es una llamada de atención a desarrollar(se), creer(se), brindar(se) y alcanzar(se), tomando en cuenta que la planificación es necesaria (la estrategia y el cálculo), pero sin caer en los extremos que provoquen el "parálisis por la análisis".

Bien lo dijeron la concursantes chilenas (Ferna y Fran) al afirmar que su misión era disfrutar de la competencia a cada minuto (como hay que hacerlo día a día con la vida) y sobre todo, con una estrategia clara: no tener mucha estrategia (porque en la vida hay que pensar las cosas pero no demasiado).

Desviaciones, obstáculos, pistas, sorpresas, descansos, encuentros, retornos, paradas y carreras constantes, son palabras que fueron discurso general en la competencia, sin embargo, todas son perfectamente aplicables a la cotianeidad, especialemente cuando recordamos que toda nueva aventura que nos traiga por delante la vida debe enfrentar con dinamismo y gran actitud.

Bien por los participantes, bien por la alegría, el entusiasmo y toda la iniciativa.

Este ha sido un espacio literalmente de "encuentros": de los espectadores con otras culturas y escenarios de nuestro continente, de los competidores con sus compañeros(as) de equipo -a quienes han conocido en un nuevo nivel- y sobre todo de cada uno(a) consigo mismo(a).

Genial y abrumador.

Como lo dijeron los últimos concursantes brasileños al salir de la competencia...

"La vida es un amazing"...

lunes, 21 de diciembre de 2009

El (d/v)uelo de la mariposa...


Eran las 8 de la mañana.

Como las jornadas de trabajo en los hospitales comienzan muy temprano (o no acaban nunca, es cuestión de perspectiva)... el doctor Q ya se encontraba ahí ese martes.

Siguiendo su rutina de todos los días, a esa hora se encontraba comprando un café negro. Lo tomaba fuerte, sin leche y sin azúcar -no porque lo disfrutara más, sino porque lo creía más saludable-, debido a todo este protocolo, no estuvo en su oficina para presenciar el momento en que aquella inesperada visita llegó.

Y es que... quién ha visto mariposas tropicales en un hospital? Aquello tenía que tratarse de una terrible equivocación (de esas que ahora se le pueden achacar al calentamiento global). Pero no… no fue así.

Minutos más tarde, ya de regreso en su consultorio, el doctor Q se preparaba para decirle a su asistente que hiciera pasar al primer paciente del día, cuando se percató de que algo sobrevolaba su cabeza.

"Es una cochina palomilla" pensó. “En un hospital cualquier bicho es cucaracha, no pueden estar aquí, es contaminante” pensó después. Se levantó de su silla y sacudió los brazos con la firme intensión de hacerla caer con alguno de aquellos golpes lanzados aleatoriamente contra el aire.

El doctor Q no era ningún novato. Tenía ya casi 65 años de edad (más de 35 años de carrera como médico) y era el jefe del departamento de cardiología de aquel centro. A su haber poseía innumerables proezas quirúrgicas, ese hombre era el mejor de los cirujanos cardiovasculares con vida sobre la Tierra. Se descubrió médico muy temprano en su vida y decidió que no quería perder ni un minuto en convertirse una herramienta "que le devolviera vida a la vida".

El doctor Q era un genio... eso había escuchado aquella mariposa.

Sus manos se encontraban ahora sobre el escritorio. Aquella cabeza de blancos cabellos se movía de un lado a otro revisando el lugar de forma pausada, primero en el aire, después en el suelo. Esperaba encontrar un cadáver que al mismo tiempo sería trofeo.

"Se habrá ido" pensó. Aún no se daba cuenta de que aquella mariposa ahora se encontraba frente a él, sobre la pila de expedientes de los pacientes que ese día vería. Tenía las alas replegadas, verticales e inmóviles. Esas finas figuras a veces no se reconocen con una simple mirada.

25 kilómetros. 2 semanas. Esa fue la distancia y el tiempo que invirtió la mariposa en llegar hasta el hospital desde que escuchó, en la ventana de un condominio, a una esposa que le contaba a su amiga como aquel doctor Q, al operar a su esposo... la había hecho sentirse completa de nuevo.

"Hola doctor Q" dijo la mariposa.

Un silencio pesado siguió a ese saludo. No hay forma de que una persona de ciencia le pueda dar crédito a un insecto parlante en un par de segundos. Mientras evaluaba su posible locura, la mirada del doctor ya estaba posada en aquella inesperada visita.

Por un momento creyó que aquel insecto le estaba recordando la necesidad de descanso. Se pensó esquizofrénico sin ser psicólogo, se pensó drogadicto a pesar de no consumir ningún psicotrópico, se pensó borracho pero recordó que venía de tomarse un café y no un whisky. Todo eso en 20 segundos.

La mariposa abrió sus alas y mostró su esplendor... era una bella mariposa de pradera, sus colores dominantes eran el beige y variantes de café, pintas rojizas y blancas la adornaban, exquisita.

"Hola doctor Q" dijo de nuevo.

"Hola" respondió el doctor, con todo su escepticismo en primer plano (le respondió el saludo en total desconcierto, porque aquello en realidad no podía estar sucediendo).

"He escuchado decir que usted es experto en temas del corazón, alguien que sabe sobre la vida" con esas palabras, la mariposa capturó al doctor Q que sucumbió ante lo que quiso considerar eran halagos. A partir de ese momento supo que la mariposa era inteligente, pensó que los milagros existen y así dejó de cuestionar lo que estaba pasando.

“He escuchado decir a hombres que han recuperado lo que creían perdido, a mujeres que se sienten completas de nuevo, ha personas que parecen haber reencontrado su felicidad… yo quiero lo mismo doctor Q” dijo la mariposa con seriedad. Sus alas estaban muy quietas, al igual que su pequeña cabeza. En su cuerpo se podía leer determinación, en sus palabras había eco de tristeza.

“No sé si pueda ayudarte mariposa. Aunque soy médico y soy muy bueno en lo que hago, no soy médico de mariposas” dijo inmediatamente el doctor Q.


“Acaso no puedes volar?” Para ese momento el doctor Q ya había olvidado que minutos antes había intentado terminar el vuelo de aquel “bicho cochino”.

La mariposa se extrañó con la pregunta, voló y se posó en una de las manos del doctor Q, que ahora se encontraban cerca de su rostro.

“Puedes verme?” le preguntó con ansiedad la mariposa…

“Sí, te veo… y muy bien!” dijo Q.

“Y qué ves?” le preguntó de seguido. “Qué ves, cuando me ves?” dijo ahora con curiosidad la mariposa…

“Pues te veo a ti, una pequeña y frágil mariposa” respondió de forma fácil el doctor Q, sin embargo, no podía evitar notarse intimidado. Sería posible que un ser tan chico y delicado pudiera hacerlo sentir así? Estaba comenzando a sentirse un poco ansioso.

“Por qué crees que hay algo malo con mis alas?” preguntó aún con mayor curiosidad la mariposa.

El doctor Q no respondió de forma inmediata. Finalmente dijo: “Lo siento mariposa, supongo que he respondido de manera mecánica. Creo que cuando pienso en mariposas imagino sus alas. Ellas son su centro de belleza, son su rasgo distintivo. Esa es la característica de las mariposas que nos maravilla a los humanos. Creo que supuse que sólo si algo andaba mal con tus alas habrías buscado un médico, para no perder tu mayor encanto”.

La mariposa escuchó con atención. Sintió que su corazón se estrechó y recordó la verdadera razón de su visita.

“Quiero que me corte mis alas doctor” dijo sin titubear la mariposa.

El doctor Q no daba crédito a lo que acababa de escuchar. Su ansiedad se convirtió en desconcierto, se sentía paralizado en su interior. Por segunda ocasión en pocos minutos se encontraba consternado por lo que aquel pequeño ser estaba provocando en él. Sus más de tres décadas de servicio médico poco lo habían preparado para algo así. Nunca antes los títulos que colgaban en la pared habían sido más papel que en ese momento.

“Ya no quiero tener mis alas” repitió la mariposa al ver que el doctor no reaccionaba. Su pequeña cabeza lo recorría de arriba abajo esperando una respuesta.

“No te entiendo mariposa” dijo Q con los ojos clavados en aquel ser. “Quieres que te corte tus alas? Pero si allí se encuentran tus atributos más importantes! Además, no parece que haya nada de malo con ellas, puedes volar…” hizo una pausa. “No creo poder ayudarte mariposa, además yo soy un cardiólogo… trabajo con corazones y poco sé de alas” terminó diciendo al tiempo que sacudía la cabeza en señal de negación.

En ese momento sonó el teléfono del consultorio. El doctor Q no atendió. Su asistente lo presionaba para recibir a su primer paciente del día. El doctor Q estaba desconcertado y los médicos detestan esa sensación.

Nada estaba claro en ese momento para Q. Las piezas no calzaban en su cabeza, mucho menos entendía cómo entraba él en aquella confusa historia. Parece que aún no se daba cuenta de que intentaba usar su lógica humana y su historia profesional para entrar en el mundo de aquella “frágil” mariposa.

Pero aquel diminuto ser poco tenía de insignificante.

“Es divertido sabes, dices que mis alas son mi atributo más importante, sin embargo cuando entré intentaste derribarme, quisiste cortar mi vuelo, casi rompiste mis alas…” dijo la mariposa de forma reflexiva.

Q no supo que decir. Se sintió mal y buscó racionalizar una buena respuesta pero no la encontró a tiempo.

“Me viste volar y quisiste matarme… te digo que deseo vivir y no quieres ayudarme. Pensé que eras un experto en corazones…” dijo la mariposa algo contrariada.

Finalmente algo tenía sentido para Q. La pequeña mariposa se sentía triste en su interior. Claramente ella ha malinterpretado el trabajo de un médico cardiólogo, pensó.”

“¿Quieres que corte tus alas para que se alivie tu corazón, mariposa? ¿Es eso lo que has tratado de decirme?” se apresuró a decir el doctor viendo con detenimiento a la mariposa.

“Sí ” dijo ella. “Ya no quiero mis alas”. “Gracias a ellas me reconocen, pero debido a ellas, nadie sabe quien soy…” dijo viendo y moviendo sus alas.

El doctor Q estaba frío y casi paralizado. No podía creer que aquel ser estuviese diciendo aquellas palabras. Por segunda ocasión sonó el teléfono de su oficina. Una vez más, no lo atendió.

“¿Alguna vez te has preguntado si una mariposa es más que sus alas?” dijo luego de dar un pequeño vuelo y acercarse más al doctor.

“Si me preguntaras cuántas veces me han dicho lo hermosas que son mis alas… te diría que he perdido la cuenta… Si me preguntas cuántas veces han querido saber cómo me siento, te puedo asegurar… nunca me lo han preguntado!” afirmo con fuerza.

Para este momento Q estaba totalmente paralizado. El espacio que habitaba se había convertido en surreal y no podía dejar de pensar en las palabras de la mariposa. Él mismo nunca se había hecho esas preguntas… su cabeza empezaba a cuestionar cuántos importantes detalles como ese habría pasado por alto en su vida…

“Las personas asumen que mis alas son todo lo que ocupo para vivir, me encantaría tener alas así, repiten inmisericordemente. La mariposa estaba visiblemente conmovida en ese momento.

El doctor Q estaba abrumado. La valentía de aquel pequeño ser le provocaba todo tipo de sensaciones. Aceptó, sin decirlo, que él era uno de los que admiraba a las mariposas sin poder observar más allá de sus alas…

“Prefiero perder mis alas y ser visible por completo, que ser vista por mis alas y cargar por siempre con un vuelo incompleto” dijo convencida.

Aquella última frase se extendió en el tiempo… Q observaba a la mariposa mientras que el silencio se hacía cada vez más pesado en esa habitación…

Pasaron 10, 15, tal vez 20 segundos… incluso pudieron ser 30, cuando se forma abrupta y repentina un golpe seco en la puerta del consultorio anunció que alguien ingresaría sin importar lo que dentro estuviese ocurriendo.

Era la asistente del doctor Q. Tocó la puerta una sola vez y entró de forma súbita. Su cara denotaba algo de preocupación, sus ojos tenían expresión de sorpresa.

“Doctor, lo llamé dos veces y no me contestó… me preocupé un poco porque eso nunca pasa, por eso decidí entrar así” dijo la chica (una joven que tendría unos 28 años).

Lo inesperado de ese movimiento había desorientado a Q que se encontraba aún meditativo por el último comentario de la mariposa. Con ligereza se incorporó en su silla y se acomodó un poco (no quería que ella pensara que estaba divagando). “Estaba atendiendo una llamada en la otra línea” le respondió, al tiempo que buscaba con la mirada a la mariposa… había desaparecido de su escritorio.

Aquella entrada agresiva de la asistente combinada con el abanicar de la puerta habían producido todo un vendaval para la mariposa. Tan pronto la puerta se abrió el viento la arrancó de donde se encontraba y fue apenas cuando estuvo cerca de caer al suelo, cuando pudo estabilizarse para volar y reubicarse en un lugar seguro. Ahora estaba camuflada. Estaba posada sobre un marco negro que protegía uno de los tanto títulos médicos que poseía el doctor Q en su oficina.

La mariposa pensó en regresar a la mano de Q sin embargo, prefirió quedarse quieta al escuchar lo que dijo la asistente instantes después.

“Doctor, recuerda qué día es hoy?” dijo la asistente dejando una pausa al final.

Q estaba algo descontrolado en su interior. Tuvo que pensarlo unos segundos antes de poder responder con coherencia, ante el asombro, nuevamente, de aquella chica.

“Hoy es el día de atender a la niña M, es el día de cumplir mi promesa” respondió finalmente Q con algo de alivio.

“Exacto doctor, hoy es ese día” dijo la chica. “Ella y su madre están afuera desde hace un rato, por eso le estaba llamando con tanta insistencia… las hago pasar?”

“Sí, por favor. Que pasen ahora… gracias por recordármelo” concluyó el doctor.

M, era una niña de 10 años. Su madre, vecina de Q en su barrio, tenía meses de rogarle al doctor que recibiera a la niña a pesar de que no era su especialidad (a Q sólo le gustaba trabajar con adultos). M había sido diagnosticada con un mal congénito en su corazón y su familia estaba deseosa de conocer la opinión del distinguido médico.

Si existía alguien capaz de ayudarla… ese era el doctor Q. Al menos eso pensaba la madre de la niña.

Estaba aún limpiado un poco su escritorio para recibir a la paciente cuando sonó de nuevo la puerta.

“Adelante, pueden pasar” dijo Q.

La puerta se abrió y de inmediato entró en la habitación una pequeña damita llena de energía, con una sonrisa radiante y su uniforme de la escuela. No era muy alta, le faltaba uno de sus dientes frontales, tenía el cabello negro y lacio. Pronto se sentó frente al escritorio y su cabello, aún mojado, se desacomodó un poco. Su madre entró después.

“Hola señor Q” saludó la niña, mientras que su madre hacía lo mismo con una gentil sonrisa.

“Hola pequeña M, qué me vas a contar hoy?” dijo Q.

M era una niña muy astuta y siempre que se encontraba a Q cerca de su casa le compartía lo que había aprendido en la escuela. A ella le gustaba mucho hablar y Q la escuchaba con atención, pero por compromiso. “Los intelectuales somos gente de pensamiento profundo, nuestro entendimiento de la vida crece en la medida en que nos acercamos a más pensamiento profundo. Los detalles son casi siempre superficialidades que generan mucho ruido y poco aportan” pensaba siempre.

Mientras la niña se preparaba para contestarle, Q tomó su expediente (la madre lo traía con ella) y lo observó con detenimiento. Claramente la niña requeriría de una cirugía para corregir un problema valvular. Era una situación seria pero no una emergencia.

La mariposa miraba con atención todo lo que ocurría.

“Tengo que hacer una tarea para la semana entrante señor Q. Tiene que ver con animales, vamos a hablar de nuestro animal favorito… estoy muy emocionada por eso” dijo la niña.

“Mmm, muy interesante” dijo Q sin prestarle mucha atención. El doctor estaba aún tratando de ordenar en su cabeza todo lo que hasta ahora había ocurrido aquella mañana. Si la visita de la mariposa la consideraba irreal, la atención de M era mera rutina.

“Los problemas de válvulas son relativamente comunes” pensó. “La gente se alarma más se la cuenta con estas cosas” se dijo a sí mismo. Q no se detenía a pensar en las ansiedades que motivaban las angustias de las personas. Él se limitaba a definir si el problema tenía solución o no. En caso de que la respuesta fuera afirmativa, la pregunta sería: ¿Podré yo resolverlo?

Q estaba ahora en la camilla que se encontraba a un lado de un escritorio. La niña debía subirse ahí para una revisión de protocolo. Él deseaba que todo esto terminara pronto, estaba abrumado aún de su conversación con la mariposa y quería buscarla para concluir el diálogo.

Un médico necesita que las situaciones que se le presentan tengan sentido y esto aún… no lo tenía.

Nadie se había percatado de la ubicación de la mariposa. Ella seguía inmóvil y concentrada en lo que acontecía entre la niña y el doctor Q. Era muy intrigante para la mariposa ver al famoso Q en acción.

“Sabe señor Q, cuando sea grande quiero ser doctora… quiero ser como usted” dijo M al tiempo que el doctor le practicaba algunas pruebas.

“Ahh si? Por qué?” respondió de seguido Q.

“Por que es importante que exista alguien que le pregunte a las personas cómo se sienten… a mí me lo preguntan muy seguido” dijo M.

Q no pudo evitar abstraerse por un momento. Tal vez el pensamiento de la niña fuera algo ingenuo, pero algo movió dentro él. Por segunda ocasión en menos de 2 horas debió ser honesto consigo mismo.

Este era un momento en que se sentía susceptible a sutilezas que usualmente no notaba. Casi siempre se enfocaba en sus propios pensamientos y deducciones, atendía las palabras de sus pacientes sólo en la medida en que le colaboraban a elaborar su cuadro diagnóstico. Todo lo demás que pudiesen decir eran sólo palabras para rellenaban el aire… “esto es un crimen contra el silencio” pensó en más de una ocasión.

¿Cuántas veces habré preguntado a alguien cómo se siente? se dijo en sus adentros. Sus recuerdos atentaban en su contra, no lograba recordar siquiera 5 momentos en los que hubiese preguntado aquello.

¿Qué siente? Esta era la pregunta que miles de veces había hecho el doctor Q, en ese mismo consultorio. Había una pequeña gran diferencia entre una y otra. Irónicamente ahora no sabía cómo explicar qué sentía ni cómo se sentía.

Lo único que podía definir claramente era lo que estaba pensando… pero eso no es lo mismo.

“No me gusta cuando me siento triste… cuando no puedo respirar me siento triste” dijo M. La dificultad respiratoria era una consecuencia típica del problema que la niña presentaba.

Q no pudo decir nada al escuchar las palabras de la niña. Lo sorprendente de su honestidad y la manera tierna en que la pequeña aceptó su dolor y la vulnerabilidad que le causaba su enfermedad… le parecieron cautivantes. “Con que eso es lo que sientes…” se repitió a sí mismo.

Ahora Q tenía una mejor idea del por qué de sus pensamientos claros y sus sensaciones nubladas… también reconoció que de alguna forma siempre existió una incertidumbre que cada cierto tiempo le bailaba por el cuerpo. No podía explicarlo, si hubiese tenido que describirlo habría dicho que era inadecuación, si hubiese tenido que actuarlo diría que era una eterna acción postergada.

Irónicamente, ahora creía sentir una corazonada…

Luego de aquel momento íntimo consigo mismo, el doctor se reincorporó. Su cabeza estaba inmóvil pero de alguna forma despertó. Le habrá tomado un segundo reestablecerse y de inmediato regresó hacia la niña. Ella lo esperaba con una mirada fija y dulce, de aquellas que invaden a través de los ojos, pero que en lugar de incomodar producen confort. Parecía muy complacida.

Q la ayudó a bajar de la camilla. Ambos caminaron hacia el escritorio y M rápidamente se sentó al lado de su madre.

Aquella mujer estaba muy ansiosa, su rostro reflejaban algo de angustia por conocer la opinión del doctor respecto a la salud de su hija… pero no preguntó nada. Días atrás cuando conversó por última vez con Q, previo a este encuentro, habían acordado que no hablarían frente a la niña sobre el curso de tratamiento de forma inmediata. La familia de la niña deseaba primero tener una charla privada con él antes de hablar con la niña.

La mariposa estaba sintiendo ansiedad también. Ella quería saber qué ocurriría con la niña… ¿Podría el doctor Q aliviar su corazón? ¿Podría eliminar aquella tristeza? La mariposa esperaba una respuesta positiva que le produjera tranquilidad. El bien de la niña sería el suyo propio.

¿Voy a estar bien doctor? Preguntó la niña. “Quiero sentirme contenta, quiero salir a jugar con mis amigos y amigas de nuevo. Quiero correr en los recreos de la escuela… ya no quiero estar triste porque tengo que estar sentada mientras mis amigas juegas a las escondidas…” dijo con una mirada que guardaba esperanza.

“Sí M, vas a estar bien” respondió escuetamente Q. La niña sonrió pero aún más lo hizo su madre. Aquello parecían ser buenas noticias.

“Doctor Q, no me preguntó por mi tarea” dijo la niña después.

El doctor no había prestado mucha atención al momento en que la niña le dijo que la próxima semana tenía que hablar en clase sobre su animal favorito como parte de una tarea.

“M, el doctor está ocupado. Otro día le cuentas sobre tu tarea…” se apresuró a decir su madre para arreglar aquella situación.

“Pero mami, yo quería contarle al doctor Q cuál es mi animal favorito…” dijo M al tiempo que se giraba para ver a su madre y arrugaba la cara con un inocente gesto de desaprobación.

¿Déjame adivinar cuál es tu animal favorito? Dijo Q ahora que pudo ponerse al corriente de la conversación. Definitivamente no recordaba que la niña le había hablado al respecto.

“Yo creo que te gustan los leones porque son feroces y rápidos… o tal vez te gusten los pájaros… entonces creo que te gustarían las águilas porque vuelan alto y muy lejos…” dijo Q.

La niña lo miró algo sorprendida y con su cabeza le dijo que no sin pronunciar palabra. M era una chica muy dulce y de verdad quería que Q adivinara.

El doctor por su lado, no se había percatado de que seguía cometiendo el mismo error y en lugar de interpretar lo que podía sentir la niña para hacer su escogencia, se limitaba a decir lo que él habría preferido. Lo que él habría pensado.

“Una oportunidad más doctor, una oportunidad más” dijo M emocionada con aquel juego.

Q no era alguien que supiera mucho de animales, pero pensaba que la opción debería ser exótica así que dijo: “Un delfín, creo que te gustan mucho los delfines. Son simpáticos y ágiles, muy inteligentes…”

Un breve silencio ocurrió. El doctor estaba seguro de haber acertado…

Él y la niña se miraban fijamente. Finalmente, la niña soltó una carcajada.

“No doctor, mi animal favorito no es el león, el águila o los delfines…” M se ponía las manos en la boca al reír.

Su madre veía al doctor un poco acongojada.

“Mi animal favorito es… una mariposa” dijo la niña mientras seguía riendo.

Todos los mundos se paralizaron en ese momento… menos el de la niña.

El doctor Q quiso por un instante discutir con la niña y decirle que las mariposas son un insecto, pero estaba aún abrumado por todas las coincidencias del día.

“Y por qué una mariposa M? Por qué te gustan las mariposas?” Dijo de prisa Q.

“Te gustan sus alas? Sus colores? Que pueden volar?” continuó.

La mariposa sintió una emoción indescriptible en aquel momento. Su ansiedad era incluso mayor que aquella que sintió unas horas antes cuando llegó a aquel consultorio en busca de ayuda.

“No doctor. Usted no conoce la historia de las mariposas? Las mariposas son muy bellas, tienen alas, adornos de colores y pueden volar… pero antes de ser así ellas cambian. ¿Sabías que primero son un gusanito antes de convertirse en mariposas? Ellas se trasforman, parecen débiles pero no lo son…crecen y mejoran… como quiero hacerlo yo para sentirme más feliz” replicó M con determinación.

Q no supo qué decir. Por primera vez en mucho tiempo su mente y sus ideas lo habían abandonado…

Aquello debía se parecido a ser devorado por una gran ola en el mar… súbito, potente, un momento en que el cuerpo lucha por reaccionar y subsistir a pesar de la inminente desventaja… era tiempo de salir a flote, era hora de nadar hacia la superficie…

Ahora Q podía decir sin ningún temor que estaba sintiendo muchas cosas por dentro y lo mejor de todo era que no podía ponerlo en palabras… aquello era un maremoto emocional.

Justo en ese instante, la mariposa hecho a volar… haber escuchado aquellas palabras de parte de la niña le habían regresado lo que creía perdido…

Volaba y volaba en la habitación… su júbilo no le cabía en el cuerpo… su alegría no la podía expresar con sólo sus alas…

Volaba y volaba… hasta que haciendo unos giros delicados se mostró ante los ojos de todas aquellas personas…

“Mira mamá es una mariposa, es una mariposa” gritó M que de un brincó se subió en la silla y extendió su mano derecha. “Ven mariposita, ven conmigo” le dijo a aquel diminuto ser.

En unos pocos segundos, la mariposa, planeando con suavidad, se posó en aquel pequeño dedo, de aquella pequeña mano, de aquel gran ser.

“Mamá, nunca había visto una mariposa en un hospital!” dijo la niña con ojos expresivos.

En ese momento todos se miraban: la niña veía a la mariposa, el doctor veía a la niña y la madre veía al doctor… fue un momento sublime, especialmente para la mariposa.

“Gracias” dijo la mariposa en sus adentros. Momentos después alzó nuevamente su vuelo y se deslizó desde la mano de la niña para hacer un par de maniobras de despedida… eran un adiós para el doctor Q, quien después de todo y aunque fuese de forma indirecta, le había regresado paz a su corazón…

Un minuto después la mariposa salió por una de las ventanas del consultorio, la misma por la que había ingresado horas antes. Todas las miradas la siguieron mientras fue visible.

Ahora todo tenía sentido para Q.

Lo difícil no habría sido cortarle las alas a la mariposa… el verdadero problema sería aceptar que tenía que recuperar las suyas.

Santiago Amén / Diciembre 2009.

martes, 15 de septiembre de 2009

Justicia ciega, sorda y muda!


Han pasado muchos meses desde mi último comentario en este espacio (quiero decir, desde mi comentario inicial, jejeje).

Diversas han sido las razones con las que me he excusado frente a mi mismo por este comportamiento (y ninguna es verdaderamente satisfactoria).  Hoy retomo una labor que además de importante me resulta liberadora y justamente por eso voy a refrescar mi blog con una nota sobre este tema.

Hace algunos mese observé en un periódico online una noticia que me dio escalofríos. 

Texas, como muchos sabemos, es uno de los estados norteamericanos más estrictos en cuanto a sistema penitenciario se refiere (en los Estados Unidos).  Bajo sus leyes, muchas personas son ejecutadas o encarceladas por largos periodos anualmente, con promedios que superan en buena medida a otras regiones de ese país.

Pues bien, resulta ahora que este rígido y poco misericordioso sistema es súbitamente... más justo que otros! 

Sí, es más considerado con "la persona", es "propiciador" de futuros mejores para aquellos que logran sobrevivir sus paredes, su encierro y todo aquello que con esto viene encadenado (literalmente). Pero... será posible?

Este es un relato propio de nuestros tiempos.  Es historia donde se mezclan la ciencia y las técnicas forenses aplicadas con la esperanza, pero sin romanticismo.  Es historia que se vende como maravilla cuando en realidad es el apéndice de la tragedia humana.

"Quiero una casa con 3 cuartos, electrodomésticos de acero inoxidable, una lavadora y una secadora.  El resto que lo escoja mi novia" dijo uno de los protagonistas de la historia, una persona que junto con algunos otros pasaron del encierro a la "prosperidad" gracias a las regulaciones del sistema legal antes mencionado.

Este personaje, de nombre Thomas McGowan (y a quien vemos en la foto inicial), va a ser uno de los "afortunados" (según el cronista) de recibir una compensación de casi $2 millones luego de salir de la cárcel (lugar en el que estuvo cerca 23 años).  

La razón? Recientes estudios de ADN han demostrado su inocencia en relación con los cargos por los cuales fue procesado y puesto detrás de las rejas.

Repensemos por un minuto.  Será prosperidad aquello?  Será un gran acto de bondad de parte del sistema texano? 

Una cosa es que el sistema le provea al prisionero una serie de recursos de reinserción social posterior a su permanencia encerrado.  Eso debe existir como parte de un plan integral de tratamiento y proyección para la persona.  Ese no es el problema de fondo aquí.

Lo que me parece grave y abrumador es el enfoque tan poco humano y deformador desde donde se emiten los criterios que dan forma a esa nota.  No se toca nunca (ni superficialmente) el drama real que nos revelan.  No se habla nunca de la dimensión humana del conflicto, de dolor que implica la pérdida de libertad y por ende la pérdida de vida!

23 años... cuántas cosas se pueden hacer en 23 años? Cuánto se puede aprender? Cuánto se puede disfrutar? Cuánto se puede vivir?

Podrán $2 millones compensar todo esto que no tiene precio? Podrá acaso amilanar de alguna forma la experiencia de pesadilla, infierno y esclavitud a la que fue sometida la persona? (Así describió el mismo Thomas su realidad en la cárcel).

Yo no tengo ninguna duda de que la respuesta es contundente y única: NO!

Sin embargo, no dudo que existan algunas personas que puedan comulgar con el periodista que dio forma al artículo, invisibilizando el verdadero problema (el de "justicia" y su incapacidad reparadora), para quedarse con la platica. 

Al menos hay 38 personas luchando por conseguir estas compensaciones, lo que significan 38 almas en pena que han pasado mucho tiempo de sus vidas con las alas cementadas. Qué dolor!

Estas son todas pinceladas de una sociedad global que se encuentra confundida y sostenida de pilares mentirosos.  Para muestra un botón:

"Estás encerrado por mucho tiempo y luego sales de prisión sin nada.  Con esto tal vez puedas vivir una vida normal, al saber que no tienes que preocuparte por vivir en las calles... " concluyó Thomas su entrevista.

Así se dicta sentencia: los seres humanos somos incapaces hoy día de reconocer lo que significa el tiempo, elemento esencial que además de insustituible, resulta campo germinal para ver brotar la felicidad en todas sus facetas.

Para otros(as) está don billetín.


Adjunto dirección para que vean el texto original.

http://www.google.com/hostednews/ap/article/ALeqM5grLo5gR1yAbyKHKS_xv9RhFRbv1gD9
AGF4U80


jueves, 25 de diciembre de 2008

Sobre la analogía, el tiempo y la máquina entre ellos (Una Intro a este blog)



Bienvenidos a "La analogía de lo real y la máquina del tiempo"...

A diferencia de mi otro blog (de corte informativo), este es un espacio dedicado a compartir ideas, anécdotas y experiencias... memorias e inquietudes que me acompañan hoy, evidencias de un caminar por el mundo que paso a paso empujan a la evolución... a la trascendencia.

Este es un espacio para hacer catarsis y reflexión, para ser productivo mediante la palabra.  Es un ambiente en el que parafrasear es válido, los juegos de visualización son un requisito y romper el paradigma del tiempo, el más importantes de los objetivos...

"La analogía de los real" es una invitación a dejarse ir... y vivir.

"La máquina del tiempo" es una llamada de atención a permitirnos ser... felices.

Después de todo: "El más maravilloso de todos los viajes que podemos hacer, es aquel que nos regresa a casa... aquel que nos devuelve a nosotros mism@s por completo".